Bibliografía: p. 30-31

El porcentaje de población que tiene al menos habilidades digitales básicas es menor en España que en el conjunto de la UEM y descendió entre 2015 y 2019. Aunque repuntó en 2020 hasta el 60% (65% de los usuarios de Internet), se sitúa lejos del objetivo del 80% establecido en la Agenda Digital 2025. Los puntos claves son:
1) La mejora de las competencias digitales tiene repercusiones positivas sobre la economía, la educación, los servicios públicos, la inclusión financiera, la seguridad y la participación política.
2) Para entender la dinámica de las competencias digitales, resulta esencial contar con un análisis de cada una de las cuatro dimensiones que integran el indicador: información, comunicación, resolución de problemas y software.
3) La edad, la situación laboral, el uso frecuente de internet y la educación son las variables más relevantes para explicar las diferencias en competencias digitales, tanto a nivel agregado como en sus cuatro dimensiones. Además, disponer de equipamiento TIC en el hogar (ordenador o tableta) incrementa en más de 20 puntos la probabilidad de tener competencias digitales avanzadas.
4) Las mujeres, los extranjeros, los residentes en zonas poco pobladas y los hogares en los que conviven dos o más adultos tienen una probabilidad entre 3 y 7 puntos menor de contar con habilidades digitales avanzadas, incluso tras eliminar el impacto causado por las diferencias de renta.
5) Para asignar de forma óptima los recursos del NGEU (3.600 millones de euros para impulsar la formación e inclusión digital) es clave la segmentación de los individuos de acuerdo a sus características personales y de su entorno.