El informe examina los retos educativos a los que un uso adecuado de la tecnología puede ofrecer soluciones (acceso, equidad e inclusión, calidad, avances tecnológicos, gestión del sistema), al tiempo que reconoce que muchas de las soluciones propuestas también pueden ser perjudiciales. Explora tres condiciones de todo el sistema (acceso a la tecnología, regulación de la gobernanza y preparación del profesorado) que deben cumplirse para que cualquier tecnología en la educación alcance todo su potencial. Así mismo, proporciona la evaluación intermedia del progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, consistente en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

Subraya la importancia de aprender a vivir con y sin tecnología digital, así como a saber valorar lo que se necesita de una gran cantidad de información y a ignorar lo que no. Respecto a la conexión humana en la que se basan la enseñanza y el aprendizaje, se propone dejar que la tecnología apoye, pero nunca sustituya la relación. La atención debería centrarse en los resultados del aprendizaje, no en los insumos digitales. Para ayudar a mejorar el aprendizaje, la tecnología digital no debe ser un sustituto, sino un complemento de la interacción cara a cara con los docentes.