Este documento persigue tres objetivos. En primer lugar, pretende identificar una definición de mundos virtuales que sea compartida por las partes interesadas. En segundo lugar, identifica las principales características de los mundos virtuales y destaca un conjunto de características desafiantes -tanto desde el punto de vista jurídico como económico- que son relevantes para el debate. En tercer lugar, plantea una serie de preguntas destinadas a identificar posibles lagunas normativas o temas que podrían requerir la atención de los responsables políticos.

La investigación lleva a cabo un estudio bibliográfico y tiene en cuenta las respuestas a un cuestionario administrado a los miembros del Centro de Regulación en Europa (CERRE). También se han recopilado respuestas presentadas por las partes interesadas en el contexto de la convocatoria de datos 2023 de la CE.

Los autores proponen varias recomendaciones, entre ellas adoptar una definición funcional de los mundos virtuales que incorpore características como la creación masiva de contenidos y la interoperabilidad. También se sugiere establecer una distinción entre las características de las distintas fases de desarrollo. A la hora de evaluar la conveniencia y el modo de abordar cuestiones políticas, hay que tener en cuenta una serie de posibles instrumentos políticos, más allá de las meras reglas y normas armonizadas. Otra de las recomendaciones apunta a evitar requisitos universales de interoperabilidad para respetar las preferencias legítimas de los usuarios que favorecen la diferenciación de productos y servicios. Por último, considera la introducción de normas específicas sobre aplicación que tengan en cuenta la transferibilidad de avatares y bienes de un mundo virtual a otro.